La igualdad entre mujeres y hombres es un valor fundamental de la Unión Europea (UE) que se remonta al Tratado de Roma, de 1957, en el que se estableció el principio de igualdad de retribución para un mismo trabajo. Desde entonces, la UE ha continuado haciendo frente a la discriminación de género y, hoy en día, Europa es uno de los lugares del mundo más seguros y equitativos para las mujeres.