No es sorprendente que los consumidores quieran asegurarse de que los alimentos que consumen sean inocuos. La seguridad de los alimentos y los piensos es un asunto público de enorme importancia. La UE cuenta con una de las normativas de seguridad alimentaria más estrictas del mundo, sobre todo gracias al sólido instrumento legislativo de la UE, que garantiza la seguridad de los alimentos y los piensos para los consumidores. Una herramienta clave empleada para reaccionar con rapidez ante los incidentes registrados en el ámbito de los alimentos y los piensos es el RASFF – el sistema de alerta rápida para alimentos y piensos. El RASFF permite que la Comisión Europea, las autoridades de control de los alimentos y los piensos en los Estados miembros y las organizaciones intercambien información de forma rápida y eficiente en caso de detectarse un riesgo para la salud. De este modo, los países pueden actuar con rapidez y coordinarse con el objetivo de anticiparse a los riesgos en el ámbito de la seguridad alimentaria y evitar que perjudiquen a los consumidores. Los 28 Estados miembros de la UE forman parte del RASFF, junto con la Comisión Europea y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Islandia, Liechtenstein y Noruega también son miembros de pleno derecho del RASFF.