La entrada en vigor el 18 de agosto del Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza representa un nuevo avance en el esfuerzo por revertir el deterioro de la naturaleza, lograr la neutralidad climática y reforzar la preparación y la resiliencia de Europa frente a los efectos del cambio climático.
El Reglamento ayudará a la UE y a sus Estados miembros a alcanzar el objetivo de restauración al que se comprometieron en el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, adoptado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica (CP15) en diciembre de 2022, y constituye un elemento esencial del Pacto Verde Europeo y la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad.
El Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza dará comienzo a un proceso sostenible y a largo plazo de restauración de la naturaleza en las zonas terrestres y marítimas de la UE. El objetivo general a escala de la UE es que los Estados miembros pongan en marcha medidas para restaurar al menos el 20 % de las zonas terrestres y el 20% de las zonas marítimas de la UE de aquí a 2030 y, de aquí a 2050, todos los ecosistemas que deban ser restaurados.
Concretamente, se aplicarán diversos objetivos de restauración a los diferentes ecosistemas, entre los que se encuentran tanto turberas, bosques, tierras agrícolas, zonas marinas y masas de agua dulce como ciudades, donde la presencia de árboles y vegetación ayudará a purificar el aire y reducir las temperaturas. Corresponde a los Estados miembros decidir qué medidas específicas se deben aplicar en sus territorios. Para ello, deben elaborar sus planes nacionales de restauración de manera abierta y transparente y tener en cuenta el contexto nacional para determinar las necesidades y las medidas de restauración. La Comisión ofrecerá apoyo a las autoridades nacionales durante la elaboración de los planes. Los proyectos de planes deberán presentarse a la Comisión en un plazo de dos años a partir del 18 de agosto y deberán fijar metas para 2030, 2040 y 2050.
Mediante estas medidas y objetivos, el nuevo Reglamento contribuirá a recuperar la biodiversidad de la UE y frenar su pérdida, que progresa a un ritmo alarmante a pesar de los esfuerzos que se están realizando. Actualmente, más del 80 % de las evaluaciones sobre el estado de conservación de los diferentes hábitats europeos ponen de manifiesto que estos se encuentran en un estado deficiente o malo, y muchos de ellos continúan degradándose. Al mismo tiempo, los ejemplos positivos de proyectos de restauración llevados a cabo en toda Europa demuestran sus numerosos beneficios sociales y económicos y corroboran que la biodiversidad es fundamental para lograr que Europa sea resiliente ante retos como la escasez de agua, las amenazas para la seguridad alimentaria o las enfermedades zoonóticas.